El primer emperador de la China unificada, Qin Shi Huangdi mandó construir la Gran Muralla China para mantener fuera a las tribus nómadas Xiongnu que vivían en Mongolia. Se diseñó para ser la primera línea de defensa de China contra cualquier ataque. Originalmente se extendía a los largo de la nueva frontera norte del país, aunque más tarde los siguientes emperadores ampliaron y reconstruyeron la muralla hasta llegar a abarcar más o menos desde Quinhuangdao, en el este, hasta Jiayu, en el oeste.
La construcción de la Gran Muralla fue monumental obra de soldados y civiles. Los materiales originales eran los que se encontraban en cada zona; madera, tierra y piedras, ya que transportar materiales era muy costoso y difícil. Sin embargo, los últimos dirigentes de China utilizaron materiales más resistentes como ladrillos, baldosas y piedra para fortificar la estructura y construir almenas. Para poder construir una estructura tan larga (unos 8.850Km) y ancha (algunas secciones tienen 6m de ancho en la base) hicieron falta más de medio millón de trabajadores. Para construir la sección Qin se llamó a 300.000 soldados, un número que fue en aumento con la llegada de los siguientes emperadores. Se calcula que más de 2 millones de personas perdieron la vida en su construcción.
La Gran Muralla China era defendida principalmente por arqueros. Como no se podía tomar la muralla con caballos, los atacantes tenían que escalar, lo cual no era tarea fácil. Esto permitía mantener la muralla relativamente poco vigilada en cuanto a soporte militar, bastaba con tener pequeños grupos de soldados patrullando largas secciones. A pesar de su impresionante apariencia, el principal objetivo de la Gran Muralla nunca fue contener a un ejército completo (que casi con seguridad habría podido tomarla), sino más bien evitar ataques aislados.