Seguramente alguna vez habrás escuchado el dicho de «la curiosidad mato al gato»; sin embargo, nosotros somos humanos y el hecho de ser curiosos puede tener toda una serie de efectos positivos para la salud.
Y es que algo nos atrae hasta el punto de sentir curiosidad activamos nuestro cerebro al máximo para poder captar hasta el más mínimo detalle de las diferentes situaciones y esto consigue activar nuestra memoria haciendo que consigamos retenerlos durante mucho tiempo.
Recientemente hemos sabido, tras un estudio realizado por Matthias Gruber en la Universidad de California, que cuando nuestra mente siente curiosidad por algún hecho es capaz de absorber todos los datos de nuestro entorno.
La curiosidad es capaz de segregar dopamina en el cerebro y esta, a su vez, nos ayuda a lograr nuestros objetivos. Pero no solo eso, si no que también nos ayuda a activar la memoria, a potenciarla y a retenerla.
El estudio también demostró que en el momento en el que esto se ocurre nos encontramos mucho más activo pudiendo realizar cualquier cosa que se nos pueda llegar a pasar por la cabeza.
Esta es la explicación de porque lo que nos interesa lo aprendemos con mucha más facilidad.