Hace tan solo algunas horas descubrimos que la noticia se había lanzado: dos periodistas de EEUU habían sido asesinados en Virginia en el momento en el que estaban grabándolo en directo.
Se produjo un tiroteo en el que moriría tanto la reportera como al cámara. La persona a la que estaban entrevistando ha resultado herida y ha sido trasladada a urgencias para poder valorar sus heridas.
El vídeo no tardaría en hacerse viral en Internet porque, al fin y al cabo, había sido la propia cadena quien lo había emitido. Alguien lo capturaría, lo subiría a Internet y el resto ya lo sabemos.
Pero lo peor de todo es que esto no queda así. El presunto asesino, horas después, accedería a sus cuentas en las redes sociales de Facebook y Twitter en dónde compartiría un nuevo vídeo grabándose mientras asesinaba a sus víctimas.
Por insólito que parezca, el propio asesino compartía la prueba de su crimen.
A pesar de que el vídeo ha sido borrado inmediatamente de las redes, se sabe que su avance va a ser imparable. Se crearán muchas y muchas copias hasta que finalmente sea imposible de detener.
Y, por supuesto, si echas un vistazo a YouTube también lo podrás encontrar. Nosotros no lo publicamos por respeto a las victimas.
Esto demuestra que las tecnologías van muy por encima del hombre.