Cuando una persona va a la cárcel recibe castigo por haber incumplido la ley y, por esta razón, se verá privada de toda una serie de acciones que podía hacer sin restricciones en su vida diaria.
Sin embargo, a veces los presos tienen algunos privilegios que dan que pensar.
Por ejemplo, si nos vamos al 2014 nos encontramos con Ander Breivik (el que fue el autor de los ataques que se produjeron el 22/07/2011 en Noruega que, entre sus peticiones de ese año, no faltaron más videojuegos y más consolas.
De hecho, en el sistema británico, las buenas conductas son premiadas. Además, estas consolas no son compradas con dinero público, si no que, o bien sale del propio dinero de los presos, o de amigos o familiares.
De hecho, según cifras del 2010, se calcula que nada menos que 36.000 presos pudieron disfrutar de consolas en su confinamiento. Además, desde el 2014 se integró una Xbox en Oregón… pero eso si, todo esto estamos hablando de fuera de España.
¿Consolas para los presos españoles?
Según la legislación, los presos solamente podrán disponer de ordenadores personales siempre y cuando estén relacionados con el ámbito formativo, educativo o cultural. Conseguirlo no es sencillo ya que hará falta tener el aval de un Tutor o Profesor y la autorización que expedirá el Consejo de Dirección del Centro.
Aunque se consigan estos dispositivos, en ningún caso se podrá tener acceso ni a sistemas de almacenamiento, ni, por supuesto, a la conexión directa de Internet.
En las consolas se va un paso más allá ya que, según el Ministerio de Interior, no se trata de un objeto imprescindible ni la prohibición de su utilización atenta contra los derechos de cualquier preso.
Analizado la situación actual, en todas las cárceles de nuestro país se han restringido los aparatos electrónicos… básicamente por motivos de seguridad.
Ahora bien, también encontramos algunas excepciones de presos que han conseguido comprar consolas pero que no las sacan de sus celdas. Esto no se permite, pero hay casos y casos y a veces se hace “la vista gorda”.
Mientras que algunos aseguran que los videojuegos son únicamente nocivos para el desarrollo mental, y que, además, nos hacen violentos, otros se inclinan como fórmulas para poder rehabilitar a los reclusos… siempre y cuando se controle el contenido al que juegan.
En cualquier caso, para bien o para mal, no estamos en la misma línea que otros países en este tema.