Isaac Asimov lanzaría en 1950 el escrito Yo Robot que inspiraría a toda una gran cantidad de libros a partir del momento… y no solo eso, si no que también tendría su cierta relevancia en la tecnología.
Si algo podemos sacar en claro de su creación son las tres reglas de la robótica: básicamente que un robot no puede dañar a un ser humano o dejar que sufra, que debe de respetar las órdenes del humano y que el robot debe de protegerse a si mismo siempre que no vulnere las leyes anteriores.
Poco a poco la tecnología va evolucionando y cada vez se ve más factible un escenario en dónde los robots acaparen el mundo. Desgraciadamente, no tardarían en tener aplicaciones militares. La buena noticia es que no habría tantas bajas humanas, pero, la mala, es que las reglas anteriores ya no tendrían ningún tipo de sentido: esos robots se utilizan para matar a cualquier objetivo para que el pudieran ser programados.
Por esa razón, numerosos expertos advierten del caso que se nos avecina si seguimos esa línea. Un mundo lleno de sádicos robots al alcance de todos no es un escenario demasiado esperanzador.