Desde niños nos han educado para mantener una higiene bucodental adecuada para prevenir las caries, posibles enfermedades e infecciones. Nuestro dentista siempre nos recomienda el uso de algún flúor para completar la limpieza de nuestra dentadura y boca pero, estudios recientes han confirmado que el flúor tiene más inconvenientes que ventajas en nuestra salud.
El uso del flúor en los dentífricos y otros productos para la limpieza y cuidado de la boca, se pudo en práctica porque actúa como un bactericida muy eficaz. En algunos países como USA e incluso España, el agua sufre un proceso de fluorización para purificarla que puede ser realmente dañino para las personas que la consumen, incluso hay marcas de agua embotellada con altos contenidos de flúor.
El fluoruro sódico que se emplea en el agua potable es la misma sustancia que se emplea en muchos insecticidas, matarratas y fármacos de todo tipo. La realidad es que cantidades mayores a 3 mililitros son suficientes para terminar con la vida de una persona adulta de 45Kg, por ello no se recomienda su uso en niños o bebés.
El peligro real del flúor está en su consumo de forma habitual, ya que es un componente que vamos reteniendo en nuestro organismo con los años y varios estudios científicos demuestran que puede provocar cáncer, enfermedades cardíacas, dañar el tejido cerebral y está asociado con muchas otras enfermedades.
Hoy en día se venden dentífricos y enjuagues bucales o colutorios sin flúor e incluso sin alcohol, que nos permiten disfrutar de una higiene de calidad sin poner en peligro nuestra calidad de vida.