Muchos hemos sufrido de pequeños la tortura de esperar a causa de nuestros padres, algunos alargaban la espera hasta las dos horas y media para poder mojarnos, meternos en el agua de la playa o tirarnos a la piscina después de comer. En realidad, cuando alguien pierde el conocimiento o la vida tras meterse súbitamente en el agua sufre lo que se conoce como hidrocución. Con lo que debemos tener cuidado es sobre todo con el cambio brusco de temperatura tras una exposición prolongada al sol, el cuerpo se adapta al agua con una serie de reflejos involuntarios, como la ralentización del pulso y la contracción de los vasos sanguíneos superficiales. La digestión, disminuye el riego del cerebro, y puede colaborar en el agravamiento de esta reacción.